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viernes, 30 de noviembre de 2012

Existen varios tipos de personas. Pero yo los agruparía en dos, en dos simples grupos. Las personas que te dejan huella, y otro, las personas que pasan por tu vida, y no dejan ni un pequeño rastro. 
El tipo de persona que deja huella en ti, la recordarás toda la vida, pase lo pase. Una huella mala. Una huella buena. Pero una huella, un pedacito de ella, un recuerdo, una sonrisa, una lágrima. Una experiencia. Una lección. 
Sin embargo, luego están esas personas que no dejan absolutamente nada. Que no hicieron que tu vida fuese ni mejor ni peor. Absoluta indiferencia. Y llega a ser triste. Personas, con las que convives meses, e incluso años. Y desaparecen de tu vida sin hacer ruido, sin que se note. 

Si algo tengo claro, es que quiero ser del tipo de personas que dejen huella. Quiero gente que deje huella en mi. Que aporte algo a mi vida, que no sean simple relleno, como el decorado de un escenario. 


Antes de amarte, amor, nada era mío: 

vacilé por las calles y las cosas: 
nada contaba ni tenía nombre: 
el mundo era del aire que esperaba. 

Todo estaba vacío, muerto y mudo, 

caído, abandonado y decaído, 
todo era inalienablemente ajeno.  

Todo era de los otros y de nadie, 
hasta que tu belleza y tu pobreza 
llenaron el otoño de regalos. 


2 comentarios:

losaway dijo...

cuanta razón... hay personas que siempre recordaremos y otras que simplemente están de paso y no aportarán nada :)
besitos

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog ;)

Te espero: thephantomsquare.blogspot.com
xx.