Páginas

sábado, 17 de noviembre de 2012

Me faltan horas al día para pensar en ti.

Dicen que la máquina del tiempo no existe. Y yo me río de ellos. Malditos ignorantes. Existe la máquina del tiempo más potente que jamás nadie pueda inventar jamás. Esa máquina de la que hablo se llama amor. Tiene el poder de controlar tu vida sin que puedas remediarlo. Te atrapa. Te hace subir millones de kilómetros. Hace que sientas no solo mariposas, sino un zoológico entero en tu cuerpo. Ves lo que nadie vio jamás. Y sientes por cada poro de tu piel, lo que nunca pudiste llegar a imaginar. Llegas a perder la noción del tiempo y espacio. Y la culpa es de él. Que tiene ese maldito poder sobre ti, sobre cada milímetro de tu piel. Algo que nadie se podía imaginar. Algo impresionante. Algo mágico. Algo mio. Algo tuyo. Algo nuestro.  El tiempo no avanza cuando estáis juntos, pero cuando se va, cuando no está junto a ti, el tiempo empieza a ir, lento, lento, lento. Hasta el punto de ser desesperante. ¿Lo ves? ¿Lo sientes? No hay máquina más poderosa que a la que llaman amor. ¿Pero sabes por qué? Porque es, a la vez, el arma de destrucción masiva más cruel y destructiva que jamás podrán fabricar los hombres. Porque cuando se va, cuando te deja, cuando te abandona, cuando deja tu vida vacía. Nada tiene sentido. Ni el tiempo, ni el espacio. Todo pierde su significado. El mundo. Los meses. Las horas. Tú. El. Nosotros. Se pierde. Desaparece. Y caes en picado y sin frenos. No solo volviendo al suelo, sino más adentro. Del universo infinito al pozo infinito. Un pozo lleno de recuerdos, dolorosos, y solo tuyos. Nunca más habrá un "nosotros". Y duele.

No hay comentarios: