Cuando anochece y llegan los miedos.
Ese miedo a querer. Cualquier persona ha amado y sufrido, todos tienen una cicatriz.
Tal vez, debido a ese miedo, nunca he llegado a querer a una persona.
Este vacío que no consigo llenar, que nadie ha llenado. Querer ser querida, pero sobretodo, quiero querer. Aunque sufra, aunque duela, aunque llore.
Tengo tanto miedo a que me hagan daño que, al final la que se está autodestruyendo soy yo.
Tengo tanto miedo a depender en todos los sentidos de una persona, que me estoy muriendo por dentro.
Siempre miedo, miedo, miedo.
Dicen que si no te quieres tú mismo, no podrás querer a nadie; quizás ese sea el problema. Y quizá no deje que nunca nadie me quiera. Apartando de mi a la gente que me quiere, como si así resolviese todo.
Sin embargo, quizás algún día encuentre a alguien que quiera compartir mi dolor.
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