Seis.

Tú, uno entre miles.
Yo, una entre un millón.
Tú tan libre.
Yo tan efímera.
Nosotros tan mala combinación.

Enero

El principio, noches de guerra en tu colchón,
tardes de sonrisas torpes escondidas detrás de un café,
o una cerveza,
o dos.
La incertidumbre de cómo serás, si serás ese tú, que llevo tanto esperando.
¿Tendrás un color favorito? ¿ Un libro? ¿Una película?
¿Seremos totalmente compatibles o, tal vez, incompatibles?
¿Será un suicidio sentimental?
¿Tendrás curiosidad por mis defectos, por mis miedos?
¿Qué sabor tendrán tus besos?


Llueve, y busco el arco iris que sigue a la tormenta.
Sábado noche, y ¿me buscarás tú en cada esquina del bar, al igual que yo busco los arco iris?
No se cómo lo haces,
pero me buscas,
me encuentras
y me pierdo,
en ti,
contigo.

Y me resisto,
pero seamos francos,
¿quién puede resistirse a esa fuerza magnética tan mágica y desconocida?
Y me dejo llevar,
como soy,
insegura,
con miedos,
con dos manos y dos pies
izquierdos.
Directa a ti.
Pero, parece, que a ti te da igual.

Salvaje,
sin control,
sin caricias,
sin amor,
sin futuro.

Y yo,
inexperta,
conecté el corazón,
que ya le tocaba,
y desconecté la razón.
Graso error.

Pero aprendí
a no llamar error
a nada,
solo un cálculo inesperado,
que se salió de la tangente.

Y tú has sido un cálculo inesperado
en mi planes
en mi vida.

Si fuese posible
tener una goma de borrar para nuestro día a día,
eliminar aquellas decisiones que acabaron mal,
aún si fuese posible,
jamás te borraría de mi vida.